El viejo molino de Pontons, en recuperación, es otro ejemplo de edificio fortificado tardomedieval. Probablemente del XVI, sus aspilleras y la distribución de sus vanos, modificados los inferiores, nos indican las preocupaciones defensivas de la población, sometida a un bandidaje endémico que se mantuvo hasta el siglo XIX y se acentuó con las Guerras Carlistas.